Artículo
de opinión
La
caída en el tiempo
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Caer en la cárcel del tiempo es un espectáculo más impresionante que la muerte
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El filósofo nihilista Cioran destacó su predilección por los pueblos español y ruso
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Cioran duda de cualquier sistema o doctrina, o de cualquier certeza adquirida
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Pero Cioran se sentía bastante cercano a los pensamientos hindú y budista
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¿Es posible que la existencia sea nuestro exilio, y que la Nada sea nuestro hogar?
Guillermo
Herrera, 31 ene 19 (Bahía del Palmer, Portus Magnus).- “La
caída en el tiempo”
fue
el quinto libro del filósofo nihilista rumano Émile
Cioran,
publicado en Francia en 1.966, y
diez años más tarde se publicó traducido al español.
A
su juicio, caer
en la cárcel del
tiempo es un
espectáculo de caída más impresionante que el de la propia
muerte:
todos los seres mueren, sólo
el ser humano
está llamado a caer.
Por
ello esto
fue lo que pasó con Adán
y Eva:
“Precipitados en
el tiempo a causa del saber, fuimos inmediatamente dotados de un
destino, ya que
sólo fuera del paraíso hay destino.”
Cioran
expresa a lo largo de su obra la nostalgia
de una era
primitiva,
cuando el ser humano, todavía no expulsado del paraíso, vivía en
la inacción y en la ociosidad. Entonces
no había tiempo,
ya que ser era
simplemente existir, no conocer.
Pero el ser humano, criatura fauta, imitador sin remedio del aciago
Demiurgo, que ha creado el mundo material,
cambió
su plácida y eterna beatitud por la acción y por el saber. Entró
así en la historia, cayó así en el tiempo.
¿QUÉ
ES EL TIEMPO?
El
tiempo es la duración
de las cosas sujetas a mudanza,
y la magnitud
física
que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo
un pasado, un presente y un futuro,
y cuya unidad en el sistema internacional es el segundo.
Sin
embargo, para el famoso filósofo prusiano Immanuel
Kant,
en
su “Crítica de
la razón pura”, el
tiempo es una forma a priori de la sensibilidad interna,
mientras que el
espacio es otra
forma a priori de la sensibilidad externa.
En consecuencia, espacio
y tiempo,
al ser formas puras
de la intuición sensible,
son también condiciones
inherentes al sujeto que intuye.
Esto
se parece mucho
a
la
moderna
mecánica cuántica
relativista, dentro
de la cual, al igual que sucede en la teoría de la relatividad, el
supuesto de un tiempo absoluto es inaceptable e inapropiado. En
la
mecánica
relativista,
la duración
de un proceso
depende del sistema de referencia donde esté situado el observador,
y de su estado de movimiento.
CUATRO
REFLEXIONES
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Sobre los peligros de la sensatez dijo Cioran: “Nuestra fuerza se mide por el número de creencias de las que hemos abjurado; así cada uno de nosotros debería concluir su carrera como desertor de todas las causas.” De este modo Ciorán duda de cualquier sistema o doctrina, de cualquier certeza adquirida, aunque sea a través de la duda misma, para no caer en los espejismos de las apariencias.
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Sobre el más antiguo de los miedos, el miedo a la muerte, dice que “la naturaleza se ha mostrado generosa sólo con aquellos a los que ha otorgado el privilegio de no pensar en la muerte”.
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Sobre la enfermedad reflexiona: “Todo lo que de una u otra manera nos afecta es virtualmente sufrimiento. ¿Aceptaremos la superioridad del mineral sobre la del ser vivo?”
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Sobre el deseo y el horror de la gloria reflexiona: “No es sino mediante la denegación de nuestros actos y el asco de nosotros mismos como podemos reivindicarnos.”
“EL
ACIAGO DEMIURGO”
“El
aciago Demiurgo” es otro libro
de Cioran publicado en Francia en 1.969, y en España cinco
años más tarde, con traducción de Fernando Savater. El
Demiurgo es un semidiós menor y malvado, principio activo del
mundo material, que crea la materia, encadenando el Alma a la
prisión de la carne. ‘Aciago’
significa, infausto, infeliz, desgraciado y de mal agüero.
Curiosamente,
los gnósticos ven al Demiurgo no sólo como el moldeador
de este mundo, sino también
como el manipulador de la especie humana.
Asimismo, algunas escuelas marginales de pensamiento moderno ven a
las entidades negativas hiperdimensionales,
como manipuladores del espacio y del tiempo,
y del código genético del ser humano degradado.
Otros
libros de Cioran tienen títulos muy elocuentes, significativos y
provocativos como “En las cimas de la
desesperación”, “El ocaso del pensamiento”, “Breviario de
podredumbre”, “Silogismos de la amargura”, “La tentación de
existir”, “Del inconveniente de haber nacido”, “Ese maldito
yo” o “Extravíos”.
CIORAN
Cioran
se sentía bastante cercano a los pensamientos hindú y budista;
sobre todo porque son los únicos que entienden realmente el
concepto de ‘vacío’, que es el único que puede eliminar
el temor a la muerte.
Gustav
Meyrink, autor entre otras de “El Golem”, cita
una frase que atribuye a Buda: “Buscando al
constructor del edificio (el
Demiurgo)
he recorrido sin pausa el trayecto circular de muchas vidas. Ahora te
he encontrado y he penetrado en tu Ser.
¡Nunca más me construirás casa alguna!”
En
sus escritos, Cioran
destacó su predilección por los
pueblo español y ruso
a los que consideraba “pueblos
derrotados”. En
España, Cioran marcó profundamente
al filósofo Fernando Savater, que
escribió un “Ensayo sobre Cioran”
y tradujo y
prologó algunas de sus obras.
EXPERIENCIA
PERSONAL
Cioran
me lo descubrió mi amigo Vicente Guzmán cuando
asistíamos a una tertulia con los profesores Fernando Savater y
Agustín García Calvo en los años setenta.
Éramos
hijos ingenuos del existencialismo parisino de Sartre y Camus,
pero la tertulia fracasó con el suicidio de una tertuliana que llevó
su pesimismo existencial hasta las últimas consecuencias, pero
sembró una semilla que ha dado fruto: estos artículos que comparto
con mis lectores.
La
alienación humana, el más destacado de los temas presentado por
Jean-Paul Sartre y Albert Camus,
es formulada
en 1.932 por el joven Cioran:
¿Es posible que la existencia sea
nuestro exilio, y que la
Nada
sea nuestro hogar?
Yo creo que sí, si
entendemos a la ‘Nada’, no como la ausencia de todo, sino como la
presencia del Ser Absoluto no
manifestado, que es la Fuente de la Creación y de la Vida.
Provocador
a ultranza, este pensador de Transilvania animó durante su vida
innumerables controversias contra lo establecido, contra las ideas
constituidas en norma o el dogmatismo. Fascinado por instaurar
un pensamiento a contracorriente, en el cual el cinismo tiene un
lugar preponderante, escribió su obra sin concesión alguna.
Las
obras de Cioran abarcan muchos y variados temas: el pecado
original, el sentido trágico de la historia, el fin de la
civilización, la negativa del consuelo por la fe, la obsesión por
la vida eterna, como una expresión del hombre metafísico, el
exilio, etc.
DESEQUILIBRIO
Hay
demasiadas personas que están ciegas y sordas a los
impulsos del Espíritu. Además, se alimentan y
defienden los impulsos egoístas, primitivos e irracionales
que brotan de los programas y de las energías negativas presentadas
en su inconsciente. Lo inferior está subvirtiendo a lo superior.
Estos no son casos aislados, es epidémico por desgracia.
Está
claro de la observación de que nacemos con ciertas fallos
en el diseño genético, tales como estar discapacitados contra
el uso de nuestra capacidad cerebral total, y siendo confinados o
limitados a la percepción de los cinco sentidos únicamente. También
está claro que el mundo en el que entramos es antagónico al
espíritu.
¿QUIÉN
ES EL DEMIURGO?
Cioran
habla del gnosticismo: en la cima de los seres existe un
Dios, un ser perfecto e inmanente, cuya propia perfección hace
que no tenga relación alguna con el resto de seres imperfectos. Es
inmutable e inaccesible a su juicio.
Descendiendo
en una escala de seres emanados de aquel llegamos finalmente al
Demiurgo, antítesis y culmen de la degeneración progresiva de
los seres espirituales, y origen del mal. En su maldad, el
Demiurgo crea el mundo material, la materia,
encadenando la esencia espiritual de los hombres a la prisión de la
carne.
Para
la tradición gnóstica el Demiurgo es el mal,
como creador y ordenador del mundo material, aprisionando a los
hombres y encadenándolos a las pasiones materiales. El Espíritu
es la única parte de la Divinidad que le corresponde al ser humano,
liberando éste una batalla permanente frente al cuerpo y lo
material, transformando así la tierra en el infierno,
entendiendo por infierno no el concepto del Hades o del inframundo,
sino, simplemente, el lugar más alejado de Dios.
Tan
sólo la Sophia, la Sabiduría, la Gnosis, llega por amor, desde lo
sutil hasta la tierra para liberar al ser humano de
la esclavitud de la materia. La salvación no es una cuestión de
creencia o de piedad divina, sino que se convierte en una revelación,
sólo posible para aquellos que aún no han perdido del todo lo
poco de Divinidad que todos los seres humanos
poseen, a juicio de los gnósticos.