Artículo
de opinión
El
delito, haber nacido
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Cuando nacemos, recibimos un beso del Ángel del Olvido para que no recordemos nuestra gloria original
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De vez en cuando tenemos vislumbres de la Verdad, que son muy perturbadores, y nos hacen llorar de nostalgia
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Según Platón, el ser humano vive en un mundo de sueños, cautivo en una cueva de la que sólo podrá liberarse haciendo el Bien
Guillermo
Herrera, 30 ene 19 (Bahía del Palmer, Portus Magnus).- El “monólogo
de Segismundo”
por Pedro Calderón de la Barca en
su obra de teatro
“La vida es sueño”, que es un
drama filosófico, me ha intrigado toda la vida. Segismundo
vive al principio dentro de una cárcel, de una caverna, donde
permanece en la más completa oscuridad por el desconocimiento de sí
mismo; sólo cuando es capaz de saber quién es, consigue el
triunfo, la Luz.
Segismundo
es un Alma reprimida, muy reflexivo, alterado por su larga
reclusión. A lo largo de la obra, va evolucionando: al
principio busca la venganza, comportándose en forma cruel y
despiadada, pero luego aparecen en él ciertos rasgos de
humanidad. Al perdonarle la vida a Basilio demuestra que ha
cambiado y logra vencer a su destino. La Ley del Perdón. Ésta
es la estrofa clave:
“¡Ay
mísero de mí, y ay, infelice!
Apurar,
cielos, pretendo,
ya
que me tratáis así
qué
delito cometí
contra
vosotros naciendo;
aunque
si nací, ya entiendo
qué
delito he cometido.
Bastante
causa ha tenido
vuestra
justicia y rigor;
pues
el delito mayor
del
hombre es haber nacido.”
Como
poema filosófico, el soliloquio de Segismundo resuelve
el destino del hombre y la fuente del conocimiento y los problemas
aparejados del libre albedrío y la predestinación. Esta estrofa va
asociada a preguntas tales como ¿qué he hecho yo para tener
esto? o ¿qué pinta
un Alma divina e inmortal en un mundo tan
degradado? porque nacer y morir es una ordinariez. Una
respuesta es que firmamos un contrato voluntario antes de nacer
para venir a ayudar. Otra respuesta es que venimos a aprender
lecciones para el crecimiento del alma. Pero
en realidad no sabemos casi nada.
DESTIERRO
Dicen
que, cuando nacemos, recibimos un beso del Ángel
del Olvido para que no recordemos nuestra gloria,
en contraste con este mundo pellejero, y evitemos así el
sufrimiento. No obstante, de vez en cuando tenemos vislumbres de
la Verdad que son muy perturbadores, y nos hacen llorar
de nostalgia.
Desde
que nacemos, estamos sometidos a una serie estricta de reglas
sociales y culturales, que que a veces nos agobian, y sentimos la
necesidad de respirar oxígeno fresco sin hacer daño a nadie, pero
cada vez que intentaba respirar me llamaban rebelde o
‘ácrata’.
Cuando
era niño me decían que no podía hacer lo que me gustara hasta que
fuera mayor, pero de adulto estaba más limitado todavía, y ahora de
viejo ya no recuerdo ni siquiera lo que me gustaba,
y hasta he perdido el gusto de tanto reprimirlo.
Pero
dice Fernando Savater, igual que Buda, que un ser humano
sin deseos sería el más poderoso del mundo, porque podría
disfrutar de su Ser plenamente, y no podría ser atrapado ni por los
maestros del engaño luciferino. No en vano la esencia del
Ser es “Sat-Chit-Ananda” es decir, Existencia, Conocimiento y
Bienaventuranza absolutos, según la filosofía hindú.
CAUTIVERIO
“La
vida es sueño” es una obra de teatro de Pedro Calderón de
la Barca estrenada en 1.635 y perteneciente al movimiento
literario del barroco. El tema central es la libertad del ser
humano para configurar su vida, sin dejarse llevar por un supuesto
destino.
Su
moraleja se encuentra en el planteamiento de la libertad como un bien
tan preciado para la vida del hombre, que por estar privado de ella
muta a un ser implacable y tirano que pierde control sobre su
conciencia y deja que su instinto actúe en su lugar. Esto
demuestra la transformación de hombre a bestia, ya que la
parte humana pasa a ser ser dominada por la parte de bestia o, mejor
dicho, el instinto.
En
pocas palabras, Segismundo pierde el autodominio al ser privado de
su libertad. Esto lo lleva también a perder su libre
albedrío, ya que cuando una persona está cegada por el instinto
o por la ira pierde el control sobre su cuerpo, y deja de
tener toda posibilidad de tomar decisiones sabias y correctas.
La
concepción de la vida como un sueño es muy antigua, existiendo
referencias en el pensamiento hindú, la mística persa, la moral
budista, la tradición judeocristiana y la filosofía griega.
Según
Platón, el ser humano vive en un mundo de sueños, de tinieblas,
cautivo en una cueva de la que sólo podrá liberarse tendiendo hacia
el Bien. Únicamente entonces el ser humano desistirá de la
materia y llegará a la Luz.
SUEÑOS
VANOS
La
tradición hindo-budista enseña que vivimos en una ilusión o engaño
llamado ‘maya’ o ‘samsara’, que coincide con la alegoría de
la cueva de Platón. Este engaño lo expresó magistralmente
Calderón:
-
“Sueña el rey que es rey, y vive
con
este engaño mandando,
disponiendo
y gobernando;
y
este aplauso, que recibe
prestado,
en el viento escribe,
y
en cenizas le convierte
la
muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que
hay quien intente reinar,
viendo
que ha de despertar
en
el sueño de la muerte?”
-
“Sueña el rico en su riqueza,
que
más cuidados le ofrece;
sueña
el pobre que padece
su
miseria y su pobreza;
sueña
el que a medrar empieza,
sueña
el que afana y pretende,
sueña
el que agravia y ofende,
y
en el mundo, en conclusión,
todos
sueñan lo que son,
aunque
ninguno lo entiende.”
-
“Yo sueño que estoy aquí
de
estas prisiones cargado,
y
soñé que en otro estado
más
lisonjero me vi.
¿Qué
es la vida? Un frenesí.
¿Qué
es la vida? Una ilusión,
una
sombra, una ficción,
y
el mayor bien es pequeño:
que
toda la vida es sueño,
y
los sueños, sueños son.”
Despertar
de este sueño sería la liberación del Ser, es decir, el mayor
logro de la historia o el bien más preciado que puede alcanzar un
ser humano.
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