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miércoles, 30 de enero de 2019

El delito de nacer


Artículo de opinión

El delito, haber nacido
  • Cuando nacemos, recibimos un beso del Ángel del Olvido para que no recordemos nuestra gloria original
  • De vez en cuando tenemos vislumbres de la Verdad, que son muy perturbadores, y nos hacen llorar de nostalgia
  • Según Platón, el ser humano vive en un mundo de sueños, cautivo en una cueva de la que sólo podrá liberarse haciendo el Bien
Guillermo Herrera, 30 ene 19 (Bahía del Palmer, Portus Magnus).- El “monólogo de Segismundo” por Pedro Calderón de la Barca en su obra de teatro La vida es sueño”, que es un drama filosófico, me ha intrigado toda la vida. Segismundo vive al principio dentro de una cárcel, de una caverna, donde permanece en la más completa oscuridad por el desconocimiento de sí mismo; sólo cuando es capaz de saber quién es, consigue el triunfo, la Luz.
Segismundo es un Alma reprimida, muy reflexivo, alterado por su larga reclusión. A lo largo de la obra, va evolucionando: al principio busca la venganza, comportándose en forma cruel y despiadada, pero luego aparecen en él ciertos rasgos de humanidad. Al perdonarle la vida a Basilio demuestra que ha cambiado y logra vencer a su destino. La Ley del Perdón. Ésta es la estrofa clave:

¡Ay mísero de mí, y ay, infelice!
Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido.
Bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor;
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.”

Como poema filosófico, el soliloquio de Segismundo resuelve el destino del hombre y la fuente del conocimiento y los problemas aparejados del libre albedrío y la predestinación. Esta estrofa va asociada a preguntas tales como ¿qué he hecho yo para tener esto? o ¿qué pinta un Alma divina e inmortal en un mundo tan degradado? porque nacer y morir es una ordinariez. Una respuesta es que firmamos un contrato voluntario antes de nacer para venir a ayudar. Otra respuesta es que venimos a aprender lecciones para el crecimiento del alma. Pero en realidad no sabemos casi nada.

DESTIERRO
Dicen que, cuando nacemos, recibimos un beso del Ángel del Olvido para que no recordemos nuestra gloria, en contraste con este mundo pellejero, y evitemos así el sufrimiento. No obstante, de vez en cuando tenemos vislumbres de la Verdad que son muy perturbadores, y nos hacen llorar de nostalgia.
Desde que nacemos, estamos sometidos a una serie estricta de reglas sociales y culturales, que que a veces nos agobian, y sentimos la necesidad de respirar oxígeno fresco sin hacer daño a nadie, pero cada vez que intentaba respirar me llamaban rebelde o ‘ácrata’.
Cuando era niño me decían que no podía hacer lo que me gustara hasta que fuera mayor, pero de adulto estaba más limitado todavía, y ahora de viejo ya no recuerdo ni siquiera lo que me gustaba, y hasta he perdido el gusto de tanto reprimirlo.
Pero dice Fernando Savater, igual que Buda, que un ser humano sin deseos sería el más poderoso del mundo, porque podría disfrutar de su Ser plenamente, y no podría ser atrapado ni por los maestros del engaño luciferino. No en vano la esencia del Ser es “Sat-Chit-Ananda” es decir, Existencia, Conocimiento y Bienaventuranza absolutos, según la filosofía hindú.

CAUTIVERIO
La vida es sueño” es una obra de teatro de Pedro Calderón de la Barca estrenada en 1.635 y perteneciente al movimiento literario del barroco. El tema central es la libertad del ser humano para configurar su vida, sin dejarse llevar por un supuesto destino.
Su moraleja se encuentra en el planteamiento de la libertad como un bien tan preciado para la vida del hombre, que por estar privado de ella muta a un ser implacable y tirano que pierde control sobre su conciencia y deja que su instinto actúe en su lugar. Esto demuestra la transformación de hombre a bestia, ya que la parte humana pasa a ser ser dominada por la parte de bestia o, mejor dicho, el instinto.
En pocas palabras, Segismundo pierde el autodominio al ser privado de su libertad. Esto lo lleva también a perder su libre albedrío, ya que cuando una persona está cegada por el instinto o por la ira pierde el control sobre su cuerpo, y deja de tener toda posibilidad de tomar decisiones sabias y correctas.
La concepción de la vida como un sueño es muy antigua, existiendo referencias en el pensamiento hindú, la mística persa, la moral budista, la tradición judeocristiana y la filosofía griega.
Según Platón, el ser humano vive en un mundo de sueños, de tinieblas, cautivo en una cueva de la que sólo podrá liberarse tendiendo hacia el Bien. Únicamente entonces el ser humano desistirá de la materia y llegará a la Luz.

SUEÑOS VANOS
La tradición hindo-budista enseña que vivimos en una ilusión o engaño llamado ‘maya’ o ‘samsara’, que coincide con la alegoría de la cueva de Platón. Este engaño lo expresó magistralmente Calderón:

- “Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?”

- “Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.”

- “Yo sueño que estoy aquí
de estas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.”

Despertar de este sueño sería la liberación del Ser, es decir, el mayor logro de la historia o el bien más preciado que puede alcanzar un ser humano.


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