Artículo de opinión
¿Es usted Culpable?
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En la cultura cristiana todos nacemos culpables del “pecado original”
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Al final uno acaba sintiéndose culpable de todo, sin saber de qué realmente
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Hay muchas personas con sentimiento de culpa subjetiva que les hace sufrir
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Cuando no hay problemas, parece como si faltara algo para sentirnos culpables
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Todo ello tiene un objetivo muy claro: robar nuestro poder y reducirnos a la nada
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La culpabilidad es un gran negocio de las organizaciones no gubernamentales (ONGs)
Liu Suria, 13 jun 19 (Bahía del Palmer, Portus Magnus).- La crisis
económica de 2.008 provocó la quiebra de muchos negocios, la
pérdida de muchos empleos, y el lanzamiento de muchos desahucios, lo
que a su vez cargó de culpabilidad a las personas que sufrieron
el fracaso, y hubo hasta suicidios; pero ellos no tenían
culpa de nada, sino los financieros que provocaron la
bancarrota. Yo mismo sufrí una depresión cuando cerré mi
negocio en 2008, de la que me costó años salir.
“¡Por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa!”
Nos han regañado tantas veces a lo largo de la vida que al final uno
acaba sintiéndose culpable de todo, sin saber de qué realmente.
En mis pesadillas siempre hay alguien echándome la bronca por un
tema que ignoro. En mi última siesta soñé que iba de nazareno
penando por mis culpas, caminando lentamente por el centro de una
calle conocida. Pero fue una sensación muy agradable, porque me
sentía perdonado y consolado.
CULPABILIDAD
¡Cuántas veces en mi vida me he sentido culpable de algo, sin
saber de qué exactamente! Cuando surge un problema siempre
buscamos a alguien a quien echarle la culpa, y cuando no hay
problemas, parece como si nos faltara algo necesario
para sentirnos culpables o para echarle la culpa a
alguien. En política sólo se preocupan de culparse
unos a otros, en lugar de solucionar los problemas.
¡Hay que ver como nos han metido el complejo de culpa hasta el
tuétano de los huesos, que parece que nos falta algo cuando no
encontramos motivos para sentirnos culpables! Yo regaño a mis gatos
cuando hacen alguna travesura, pero no consigo meterles el
complejo de culpa que tenemos los seres humanos, porque son
criaturas libres y evolucionadas.
En la cultura cristiana todos nacemos culpables del llamado “pecado
original”, y nos hacen sentir culpables constantemente, para
que tengamos algo que confesar, algún motivo para torturarnos
a nosotros mismos. En la dictadura de Estalin todo el
mundo era culpable de algo, y estaba mal visto por la sociedad
si no tenías algo que confesar o de lo que pedir perdón
a todos. Esto demuestra que el comunismo era hijo de la cultura
judeo-cristiana, aunque fuera materialista.
Según la doctrina cristiana el llamado “pecado original”
es un pecado en que es concebida la persona por descender de Adán
y Eva. Dicho estado pecaminoso sería transmitido a toda la
humanidad y consistiría en la privación de la santidad y de la
justicia originales, las cuales se supone que poseían Adán y
Eva en un principio antes de comer del fruto prohibido.
En la satánica Inquisición, la no confesión de una acusación
se consideraba como prueba de culpabilidad. Es decir, que no
existía el principio de presunción de inocencia. Eras culpable
por el simple hecho de estar acusado, con o sin pruebas, y al
final no te quedaba más remedio que confesar un delito imaginario
para evitar el suplicio de la tortura: “Sí, lo confieso,
yo asesiné a Manolete.”
DEFINICIONES
La culpa es la imputación a alguien de una determinada acción
como consecuencia de su conducta.
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En Derecho es la omisión de la diligencia exigible a alguien, que implica que el hecho injusto o dañoso resultante motive su responsabilidad civil o penal.
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En Psicología es la acción u omisión que provoca un sentimiento de responsabilidad por un daño causado.
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Y en Teología es un pecado o transgresión voluntaria de la Ley de Dios.
Nos hacen sentir culpables por el mero hecho de haber nacido,
y hasta hay quien dice que cada vez que respiramos estamos
contaminando la atmósfera con anhídrido carbónico, para
que nos sintamos culpables de la contaminación, cuando en realidad
el CO2 es el alimento de las plantas. Toda esta imputación
dolosa tiene un objetivo muy claro: robar nuestro poder,
reducirnos a la nada, y sacarnos dinero sobre todo.
Las organizaciones no gubernamentales (ONGs) tratan de culparnos
del hambre en el mundo y del cambio climático para sacarnos dinero,
porque la culpa es un gran negocio. Pero resulta
que la mayoría de los donativos no llegan a las personas
necesitadas, porque se pierden en gastos organizativos, como el
pago de sueldos a los directivos, y el cambio climático es un
fraude en el sentido de que se debe a ciclos naturales y
es un calentamiento glacial porque se producen temperaturas
extremas tanto en verano como en invierno. Pero no quieren quitar
la contaminación con tecnologías limpias que ya existen porque el
petróleo también es un gran negocio.
PSICOLOGÍA
El sentimiento de culpa es considerado como una emoción negativa
que, si bien a nadie le gusta experimentar, la psicología lo
considera necesario para la correcta
adaptación a nuestro entorno.
Muchos autores coinciden en definir la culpa como un afecto doloroso,
que surge de la creencia o sensación de haber traspasado las
normas éticas personales o sociales, especialmente si se ha
perjudicado a alguien.
Según los psicoanalistas, este sentimiento tiene su origen en el
complejo de Edipo, en el cual el niño deseó la desaparición de su
padre, y la niña la desaparición de su madre.
Al lado de la culpabilidad real
objetiva, que es la violación grave de una norma, hay
muchas personas con un sentimiento, más o menos claro, de falta
subjetiva, que se manifiesta
inconscientemente en el comportamiento, o inspira esa angustia
del ser humano abrumado por un crimen no revelado o imaginario
que Franz Kafka
describió de manera sobrecogedora. Por eso no hay nada mejor
para comprender la culpabilidad que leer la novela “El
Proceso”.
“El proceso” (The Trial) también es una película
de coproducción europea de 1962, dirigida por Orson Welles,
quien también escribió el guión, basado en la novela homónima de
Franz Kafka. La película contó con Anthony Perkins, Romy
Schneider, Jeanne Moreau, Orson Welles, Elsa Martinelli y Akim
Tamiroff en los papeles principales. Fue galardonada con el
Premio de los Críticos 1964 a la mejor película de Orson
Welles.
“EL PROCESO”
“El Proceso” (“Der
Prozess” en alemán) es una novela inacabada de Franz
Kafka, publicada de manera póstuma en 1925. En el relato, un tal
Josef K. es detenido una mañana por una razón que
desconoce. Desde este momento, el protagonista se adentra en una
pesadilla para defenderse de algo que nunca se sabe qué es, y
con argumentos aún menos concretos, tan sólo para encontrar, una y
otra vez, que las más altas instancias a las que pretende apelar no
son sino las más humildes y limitadas, creándose así un clima
de inaccesibilidad a la 'justicia' y a la 'ley'.
El famoso inicio del relato reza “Alguien debió de haber
calumniado a Josef K., porque una mañana fue detenido sin haber
hecho nada malo.” Un par de funcionarios detienen al gerente
bancario Josef K., limitándose a decirle que se encuentra procesado.
Desde ese momento Josef K. es sujeto de un asfixiante
procedimiento judicial que poco a poco se apodera de su vida; es
interrogado en infectas dependencias de tribunales decadentes,
instalados en buhardillas de la periferia; es espectador de extrañas
situaciones relacionadas a los burócratas que lo rodean, y conoce
a personajes que parecen querer ayudarlo, pero son tan impotentes
como él, frente a las muchas instancias y niveles del poder
judicial.
Lo más desesperante que encuentra el enjuiciado K. es que no sabe
ni siquiera qué tribunal lo está acusando.
Descubre que, quien trata de procesarlo, es una especie de
tribunal alternativo al de la ciudad, mucho más complejo, y con
una línea de poder que él no puede visualizar. No es capaz de
defenderse porque no puede enfrentar cara a cara al juez que lo llama
a cuentas, ya que este llamado sólo llega a K. a través de
interminables mensajeros, los cuales le dan distintas actualizaciones
sobre el desarrollo de su proceso.
Una noche dos guardias vienen a buscarlo. Sin decirle nada, lo
acompañan hasta las afueras de la ciudad donde, a pesar de un leve
brillo de esperanza, terminan por ejecutar su condena a
muerte. Josef K. en sus últimos momentos sólo
desea aligerar la misión de sus captores y poner fin al proceso,
asumiendo como cierta una culpa desconocida. Al
final muere sin saber por qué, ni de qué está acusado,
ni quién lo acusa.
El
autor de este vídeo
de
dominio público es
Licenciado
en Periodismo
y
Oficial
de Aviación Reservista Honorífico.
Mi seudónimo es Liu Suria. (Un seudónimo es un nombre o
‘alias’ utilizado por un periodista en sus
actividades, en vez del suyo propio, pero en realidad es
mi nombre espiritual.)
Todos mis artículos se publican en este nuevo blog:
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